🐾 Mi perro no quiere comer… ¿Y ahora qué hago? Remedios caseros que podrían devolverle las ganas 🥣💚

 

Dicen que cuando un perro deja de mover la cola frente a su plato, algo no anda bien. Y sí, se siente como si el mundo se pusiera en pausa por un instante. Ver a tu peludo mirar la comida como si fuera cartón mojado ¡cuando antes parecía un aspirador de croquetas!, pone los nervios de punta.


Pero, ¡tranquilo! No siempre es señal de algo grave. A veces, como nosotros, tienen días medio raros. O se aburren, o extrañan, o simplemente… no les pinta comer. Así que relaja los hombros, ponerte cómodo y anota estos remedios caseros que podrían devolverle el hambre a ese amigo que te sigue hasta al baño.



🐶 ¿Por qué se hace el exquisito?

Antes de volverte chef gourmet, hay que mirar un poco más allá del plato. Un perro puede dejar de comer por:


Cambios de rutina (sí, son más sensibles de lo que parecen)


Calor que derrite hasta el apetito


Molestias en la panza


Dolor de muelas o encías


Comida aburrida, vencida o que ya no le gusta


Ahora, si pasan más de dos días sin probar ni una migaja y lo ves decaído, con vómitos, fiebre o diarrea… ahí no hay vuelta: al veterinario sin vueltas. Pero si es solo desgano, acá van algunas soluciones caseras que podrían obrar su magia.


🍲 Truquitos caseros para abrirle el apetito

1. El toque mágico del calorcito

Nada como una comida tibia para despertar los sentidos. Si le das comida húmeda o casera, calentarla un poco. ¡Ese vaporcito lleno de olores puede hacer que vuelva corriendo al plato! Es como cuando pasas por una panadería y no puedes resistirte.


2. Caldo de pollo, la sopa que sana todo

Un clásico que nunca falla. Prepárale un caldito suavecito, sin sal, cebolla ni condimentos raros. Puedes mojar sus croquetas con eso o dárselo solo. Y si te mira con ojos brillosos después, misión cumplida.


3. Un chorrito de aceite con onda

Una cucharadita de aceite de coco o de oliva puede transformar un plato aburrido en un manjar. Además, ayuda con la digestión y hace que brille su pelaje. ¡Todo suma!


4. Mezcla texturas y aromas

Si siempre le das lo mismo, imagínate lo que siente. Proba agregarle puré de calabaza, arroz blanco con pollo, un poco de zanahoria hervida. Algo que huela rico, se sienta distinto. Como cambiar la radio en un viaje largo: se agradece.


5. A moverse un poco antes de comer

Un buen paseo no solo oxigena la cabeza… también abre el apetito. Hace que corra, que juegue, que huela el mundo. Volverá con más hambre que un lobo en ayunas.


6. Silencio, se come

A algunos perritos no les gusta comer con ruido, presión o gente caminando por todos lados. Ármale un rincón tranquilo, sin estrés. Que sienta que su comedero es su refugio, no un campo de batalla.


7. Un “gustito” saludable

Si todo falla, tira la toalla… pero con estilo. Puedes tentar su olfato con algo irresistible y sano:


Un huevo duro picadito


Atún al natural (sin sal, por favor)


Pollo hervido desmenuzado


Un poco de yogur natural (sin azúcar ni químicos)


Ojo, eh… esto no es para malacostumbrarlo. Es como ponerle salsa a la pasta: para levantarle el ánimo, no para siempre.


8. Manzanilla: la infusión que calma más que un abrazo

Si sospechas que hay nervios o un nudito en la panza, una cucharadita de té de manzanilla tibio puede ayudar. No lo obligues, solo ofrecelo con cariño. Capaz con eso vuelve a confiar en la comida.


🚨 Pero si nada funciona…

No hay receta mágica para todos. Si tu perro sigue sin comer, con signos raros o simplemente “no es él”, no esperes. Un chequeo con el veterinario puede evitar sustos grandes. Porque cuando se trata de salud, mejor prevenir que lamentar.


❤️ El corazón también se alimenta

Al final del día, tu perrito no solo necesita comida… necesita compañía, rutina, amor y calma. Volver a comer es también volver a sentirse seguro. Así que mientras preparas ese plato especial, no olvides lo más importante: tu presencia.


Porque el amor, aunque no se ve en el plato, es el mejor condimento que existe.


¿Te gustó este artículo? Compartelo y ayuda a más dueños a cuidar del apetito (y del alma) de sus peluditos.


Entradas que pueden interesarte