¡Qué dilema! Tu perro da vueltas, rasca el suelo, aprieta pero nada. Ni una bolita. Lo miras y él te mira como diciendo: "ayúdame, por favor". Pues tranquilo, que no estás solo. El estreñimiento en perros no es un chiste, pero por suerte existen soluciones naturales que pueden hacer magia sin meter químicos raros en el cuerpo de tu peludo.
Aquí te traigo una guía sencilla, con ese toquecito casero que nunca falla, para que tu compañero vuelva a ser el mismo de siempre… ¡y sin andar apretando de más!
🐶 Señales que gritan “¡auxilio!”
Antes de sacar el arsenal de calabazas y aceites, lo primero es saber si tu lomito está realmente estreñido. Ojo con estas señales:
Pasan dos días y ni rastro de caquita
Las veces que lo intenta, sólo sale una bolita dura como piedra
Se esfuerza y hasta tiembla… pero ni un suspiro
Tiene la pancita como tambor inflado
No quiere comer ni jugar como siempre
Si notas varias de estas, entonces sí: algo anda trancado. Pero no entres en pánico, que aquí vienen los trucos de la abuela (bueno, versión perruna).
🌿 Mano santa: 5 remedios naturales para soltarle la soga
1. Calabaza al rescate
La reina de la fibra. Sí, la calabaza natural (no la de lata azucarada, por favor) es una bomba de suavidad intestinal. Con una cucharada o dos mezcladas en su comida, verás cómo el motor vuelve a encenderse.
¿La textura? Suave. ¿El sabor? Les encanta. ¿El resultado? ¡Milagroso!
2. Aceitito que lubrica hasta el alma
Un chorrito de aceite de oliva o de coco puede hacer maravillas. Pensado como el lubricante que afloja el engranaje. Eso sí, con medida: media cucharadita para los chicos, una para los grandotes. Ni más ni menos, que si te pasas ¡prepárate para correr tras la escoba!
3. ¡Agüita va!
Muchos perros toman menos agua de la que deberían. Y claro, si no hay líquido, ¿Cómo va a salir la cosa? Dale caldito sin sal, mójale el pienso o poné cubitos de hielo saborizados. Lo que sea, pero que beba. El agua es como el río que empuja todo lo demás.
4. A mover el esqueleto
Nada peor que un perro echado todo el día. El sedentarismo es el enemigo número uno del intestino perezoso. Así que zapatillas puestas, correa en mano y ¡a caminar! O jugar, o correr… lo que sea, pero moverte con él. El cuerpo en acción hace que la barriguita se despierte.
5. Masajito mágico
Con cariño y con calma, puedes masajearle la pancita. ¿Cómo? Movimientos circulares, suaves, en el sentido del reloj. Como si hablaras con sus intestinos: “vamos, muchachos, ¡a trabajar!”.
🚫 Cosas que NO tienes que hacer (ni por chiste)
Te entiendo, quieres ayudar, pero hay cosas que mejor ni probar:
Laxantes humanos: ni se te ocurra, pueden ser peligrosos
Leche de vaca: les puede caer como bomba
Supositorios sin indicación veterinaria
Forzarlo a comer o hacer fuerza
A veces, lo que parece un buen gesto termina siendo un gran problema. Mejor con calma.
⏰ ¿Y si no mejora?
Dale 48 horas. Si después de eso no hay señales de cambio, o si lo ves decaído, vomitando, con sangre en las heces o dolor fuerte ¡al veterinario sin pensarlo dos veces!. Podría haber algo más grave, como una obstrucción.
El estreñimiento canino no es broma, pero tampoco es el fin del mundo. Con un poquito de fibra, amor, agua y movimiento, lo más probable es que tu lomito vuelva a hacer sus gracias como siempre. No hay nada como verlo feliz, ligero y correteando como si nada.